Charles Spurgeon (1834-1892), ha sido considerado por sus colegas de su época y del día de hoy como el «Príncipe de los Predicadores». El Tabernáculo Metropolitano de Londres, que él construyo, albergó la congregación cristiana independiente más grande del mundo en el siglo diecinueve.
Algunos atribuyen parte de su éxito a sus dones pastorales. Pero el principal secreto que dio ese poder a Spurgeon fue su devoción por la oración. Cuando señalaba el cuarto de oración, afirmaba: «Este es el cuarto de energía de esta iglesia.» Esta declaración fue apoyada por la asombrosa cantidad de sermones que predicó sobre el tema de la oración.
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