La muerte de un cónyuge, la traición de un amigo, y la incapacidad de un niño a menudo son tan dolorosos que queremos culpar a Dios.
Todos tenemos momentos de enojo, desilusión y frustración. Pero cuando se dirige ese enojo a Dios, terminamos sintiéndonos vacíos, frustrados y perdidos. Nuestra enojo o bien nos puede destruir con la autocompasión, o Dios puede usarlo para hacernos feliz. La clave está en tratar el enojo en la dirección correcta.
Deje Joni le diga sus secretos a la paz y la alegría, a pesar de su silla de ruedas. Si usted o un ser querido está sufriendo, este folleto le traerá un poco de ayuda para liberarse del estrangulamiento del enojo.
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