Hace solo una generación se veía el matrimonio como un pacto, una relación única diseñada para durar toda una vida. Al considerarlo así los casados nutrían esa relación matrimonial como un tesoro de oro, sufriendo lo que fuera necesario para conservar la fidelidad.El divorcio generalmente se reconocía como una desviación mal sana.
Dios nos aconseja en Jeremías 6:16
Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis
descanso para vuestra alma.
Es el propósito de este libro: presentar la urgencia y la dicha que hay en guardar el sendero diseñado por Dios para el matrimonio – esa senda antigua.
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