En «Dad, y se os dará», su autor nos muestra que la bendición económica parte de esta sencilla premisa: «¡No seas dueño de nada y Dios te dará todo!».
Por lo tanto, como nunca antes, debemos entender las finanzas desde el punto de vista bíblico y actuar con responsabilidad de acuerdo a lo que Dios estableció en las Sagradas Escrituras. De ese modo seremos capaces de entender cuál es su plan, su propósito, sus designios y su manera de establecer su reino en la tierra a través de las finanzas.
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