La Biblia presenta a mujeres que quizás no eran tan conocidas. Sin embargo, cuando estudiamos sus vidas, nos encontramos con personajes que contagiaron espiritualmente todo a su alrededor, y cuyo poder de influencia permanece vigente en la actualidad.
Quizás usted se considere como una más del montón. Junías, Dorcas, Priscila y Eunice tampoco eran famosas. Eran personas normales como usted y yo, pero tenían un poder de contagio increíble. A donde iban la atmósfera espiritual cambiaba, todo lo que tocaban se transformaba para bien, y sobretodo, la gente era contagiada por su mensaje. Atrévase a tomar el desafío de convertirse en una persona contagiosa.
Contagie vida, gozo, fe, esperanza, amor y luz. ¡Contagie esa pasión que siente por Jesús de tal manera que cuando el mundo hable de contagio, ya no lo asocie con un virus, sino que sepa que se está refiriendo al mensaje del Evangelio!
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